LOS PUNTOS GATILLO. QUÉ SON Y CÓMO SE TRATAN

Todos hemos tenido alguna lesión o caída en algún momento de nuestra vida. También en la práctica del deporte es común haber sentido fatiga muscular, roturas fibrilares o incluso alguna tendinitis. Sin embargo, bien sea por alguna de estas causas o bien por una mala higiene postural, tenemos un dolor que no alivia con medicación y que no se explica tras la curación o no responde a una lesión grave, pero nos causa incapacidad y molestias severas.  Es muy frecuente que en el área que nos duele los médicos no encuentren nada de importancia pero el problema se localice en otro lugar de nuestro cuerpo que sí está lesionado, con mala movilidad o compensando otras lesiones anteriores o presentes. Estos casos se nos dan en consulta a menudo y muchas veces son causados por los famosos Puntos Gatillo.

Antes de comprobarse la existencia de los Puntos Gatillo (PG), la ciencia médica ya había observado que, ciertos dolores en determinadas áreas anatómicas tenían relación con algunas tensiones a nivel muscular. Se clasificaban como “síndromes dolorosos” pero no es hasta la llegada de los estudios de la Miofascia (fascia muscular) cuando se empieza a dar explicación científica a estos síndromes.

Observan que la irritabilidad muscular puede generar dolores autónomos en otras zonas distales, es decir referidos a otras áreas a través de los niveles fasciales. Se establece y reconoce la existencia de Síndromes de Dolor Complejo en medicina clínica. Los PG fueron descritos por primera vez por Travell & Simons y autores posteriores como Chaitow & Walker desarrollaron y ampliaron tanto su mapeo, como su tratamiento y tipos.

Su valoración puede resultar compleja pero hay características comunes, síntomas y regiones de dolor bien establecidas que nos ayudan a descubrirlos. Cuando un músculo está afectado por un PG, presenta una alteración en su movilidad y es palpable una banda tensa de tejido en el músculo, donde se nota un espasmo local. Es decir, hay una cuerda en las fibras musculares con un bultito que a la presión activa el dolor. El dolor de PG se diferencia de otros como los mapeos de dolor neurológico, dermatomas o dolores viscerales, por su descripción y realizando test de estiramiento, fuerza y otras pruebas clínicas manuales.

Es verdad que con masaje miofascial y las presiones con dedos  o codo, pueden mejorar muchísimo y las técnicas de estiramiento con frío local intenso dan muy buen resultado. Pero sin duda, las reinas de la eficacia en el tratamiento de los PG son las agujas de acupuntura. Aún hay discusión en la comunidad científica de cómo logran ese rápido efecto de alivio de dolores a veces tan intensos que incluso llegan a confundirse con patologías importantes (síndrome de túnel carpiano, ciática, infecciones, etc).

Algunos estudios pretenden explicar su efectividad por una causa química (liberación de moléculas de calcio del espasmo) o neurológica (feedback neuromotriz del músculo) aunque lo cierto es que a pesar de que hay evidencias que demuestran su eficacia -a las que hay que sumarle por supuesto el factor psicoemocional-, aún no han llegado a una explicación plenamente satisfactoria. Quizá incluso todas ellas sean correctas. La electroacupuntura (tratamiento de acupuntura combinada con corrientes eléctricas de muy baja intensidad) genera un efecto analgésico importante que ayuda a aliviar dolores crónicos y a mejorar la nutrición tisular, que lo convierte en una gran aliada para la recuperación muscular y la vuelta a la normalidad del movimiento articular.

La acupuntura es una práctica milenaria de la cual esta es una pequeñísima parte que se ha incluido en el tratamiento en fisioterapia con el nombre de punción seca (ya que no se inyecta ningún líquido) y se ha popularizado en los últimos años por su eficacia y lógica extensión en la praxis. Todo ello a pesar de las habituales reticencias en nuestro país por los mismos sectores que antes la criticaban y ahora la publicitan a todas horas, vivir para ver. Lo cierto es que es una práctica algo invasiva pero con apenas efectos secundarios,  que no se suelen dar, pero entre los que se encuentran una molestia residual que puede durar algunos días y un leve hematoma local.

Los que ya os hayáis tratado con acupuntura algún Punto Gatillo, sabréis que la introducción de la aguja es casi inapreciable pero con algunas técnicas (hay varias: Baldry, Hong, Gunn) al llegar al espasmo muscular, puede haber molestias y generar un locus o movimiento muscular involuntario y una sensación de calambre de leve a moderado que dura unos segundos. Siempre se introduce la aguja en el músculo y no se realiza en tórax ni vientre (zonas viscerales) por lógica precaución.

Espero haber podido responder algunas de vuestras dudas al respecto,  con esta breve aproximación a este mundo enormemente extenso e interesante de las terapias complementarias. Como siempre, os animo a que os informéis y sigáis cotejando y completando toda la información que os llegue. Salud!!

Referencias y Agradecimientos:

En especial a mi querido profesor Javier con el que me encantó abordar estas y otras técnicas para aliviar el sufrimiento de tantas personas que llegan a nuestras manos y de cuyo manual y explicaciones se pueden extraer este y mil artículos. Seguiré aprendiendo y mejorando.

Dolor y Disfunción Miofascial: El Manual de los Puntos Gatillo. DAVID G. SIMONS; JANET G. TRAVELL; LOIS S. SIMONS. Panamericana

Aplicación clínica de técnicas neuromusculares. CHAITOW, LEON/DELANY, JUDITH WALKER/LEE, DIANE. Elsevier España